(C-Libre/IFEX) – Un periodista murió y otro resultó herido en un atentado a tiros perpetrado por desconocidos, la noche del 1 de marzo de 2010 en un céntrico barrio de la capital. 

Hernández Ochoa falleció en el lugar del incidente, mientras que su acompañante, Cabrera, fue llevada de urgencia al hospital Escuela y, aunque recibió dos impactos en el costado derecho y uno en el brazo izquierdo, se encuentra fuera de peligro. 

El hecho criminal se produjo en el sector de El Chile, Tegucigalpa, alrededor de las 8:00 de la noche, cuando los dos comunicadores se desplazaban con rumbo a la casa de Cabrera en la colonia Cerro Grande. Los atacantes hicieron al menos 10 disparos, de los cuales tres habrían impactado contra Cabrera y el resto en Hernández Ochoa. El periodista Hernández Ochoa era el conductor del programa «Encuentros» del Canal 51. 

Cabrera participa en programas de entretenimiento juvenil, trabaja en una revista informativa en Radio Cadena Voces y tiene un programa en el Canal 8 del estado. En su trabajo periodístico en el canal oficial se caracterizó por su defensa al ex mandatario de facto Roberto Micheletti y por sus reiterados cuestionamientos al movimiento popular que demandaba el retorno constitucional. 

El vocero de la Secretaría de Seguridad, Leonel Sauceda, informó que Cabrera tenía protección policial desde hace tres semanas. Aseguró que el policía que la custodiaba estaba en la residencia de la periodista ya que ella había dispuesto que la seguridad se le brindara en su hogar. Según Sauceda, el atentado iba dirigido contra Cabrera. 

En varias ocasiones, la periodista denunció que recibía amenazas presuntamente provenientes de miembros del movimiento de resistencia contra el golpe de estado. El 15 de diciembre de 2009, la hija de la periodista, Katherine Nicolle Rodríguez, fue ultimada a balazos en el mismo sector de la cuesta El Chile. 

Según informes de la Policía, el objetivo de los atacantes era terminar con la vida de la comunicadora. 

Madre Del Periodista Joseph Hernández Culpa A Carol Cabrera Del Asesinato De Su Hijo                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

Escrito por Revistazo.com   

Viernes 05 de Marzo de 2010 11:16

Hace un reclamo a la prensa nacional de la escasa cobertura que han hecho del asesinato de su hijo, quien murió asesinado por sicarios cuando el joven conducía su vehículo, acompañado de Carol Cabrera. Pide además a las autoridades, no dejar salir del país a Cabrera hasta que se esclarezca el crimen.

Cabrera recibió tres disparos la noche del martes anterior entre la cuesta que comunica a las colonias El Chile y Cerro Grande, a manos de pistoleros, donde también falleció el estudiante de Periodismo, Joseph Hernández Ochoa. El hecho ocurrió cerca del lugar donde el 15 de diciembre del año anterior, varios sicarios mataron a la hija de Cabrera.

Alrededor del atentado contra Carol Cabrera  y la muerte de Joseph Anthony, se tejen diferentes dudas, como que el policía que cuidaba a la periodista se bajó unas cuadras antes de producirse el atentado y la rapidez con que llegó una patrulla policial a la escena del crimen, distinto a otros familiares de la joven comunicadora, quienes dieron varias vueltas por el sector y no la encontraban.

En una entrevista que concedió a Radio Globo, Bertha Ochoa, madre del infortunado periodista, llora amargamente y enmedio del llanto, pide justicia y que se capture a quienes asesinaron a su vástago.

Las desgarradoras declaraciones se transcriben a continuación:

En la Universidad él era un modelo, todas las amistades que él tiene, a él me lo adoran, por eso yo le pido a Pepe Lobo, Pepe usted me conoce, usted me conoce que yo fui candidata suya, le pido que no permita que salga Carol, le pido al embajador de Estados Unidos que no apoye ese tipo de gente, que no apoyen una escoria que lleva para otro país.

Yo le pido de todo corazón a mi Diosito lindo, yo sé que él está poniendo su mano, por eso va a salir a luz todo esto. Lo raro que a mi niño, lo mataron como que si fuera un criminal, me le pegaron más de 50 tiros a mi niño, no es posible, y ella, no se dignaron tan siquiera en decir lo siento mucho, por qué, porque ella sabe que ella mandó matar mi criatura, por eso le pido a Diosito que no salga del país, que no salga del país, porque es una mala mujer, es una mujer que va a ir a arruinar a otro lado, que la dejen, que aquí pague, que pague aquí ella, porque ella aquí tiene que pagar, Diosito, yo no pido nada contra ella porque yo estoy agarrada de Dios.

Pero que (…) quien fue el hombre que pagó para que me lo mataran, porque lo raro es que me lo disparan a mi criatura y ella iba diciendo hasta por dónde va, va diciendo, va retando, como quien dice, vamos en tal lado.

Ella dice, aquí hay un hoyo, aquí hay un hueco, aquí hay tal cosa, aquí se puede acribillar a una persona, por eso lo hizo, porque ella iba dado la pista por donde podían hacer eso, pero porque le tocó a mi niño, si mi niño, lo único que hacía era apoyar a ella, porque ella pedía, mirá, mañana vamos a tener un programa en vivo y vos vas a trabajar conmigo.

Por eso mi criatura andaba con ella, no porque era amigo, amigo, sino por necesidad de trabajar, porque me le había ofrecido trabajo. Por eso me mataron mi criatura, por un trabajo.

Yo le pido a la Resistencia, ella los está pisoteando diciéndoles que son ustedes, ahora apóyenme a mí, apóyenme para que esa mujer no se vaya del país hasta que mi criatura, se sepa quién lo mató.

A Óscar Álvarez, por favor Óscar Álvarez, ella dice que usted es su compadre, esa comadre es mala don Óscar, Pepe, esa comadre que ustedes tienen, tiene el corazón muy negro, muy negro, no es justo, un trago demasiado amargo al llevar a mi criatura, pero al menos quiero que ella diga quién fue la persona que me lo mató, quién fue la persona, por eso es que anda escondida porque sabe que ella es mala. Por favor, se los pido de todo corazón y a la Resistencia que me ayuden que esa mujer no salga del país, hasta que pague todo.

Le mataron a su hija y aún así, sigue hablando tonteras, porque ella, ella no es periodista, apenas es estudiante de periodista, a mi hijo solo le faltaban seis clases para graduarse a mi criatura, seis clases, apenas es estudiante.

 La apoyan tanto, en los periódicos solo sale el atentado contra Carol Cabrera, no dicen contra mi hijo, si fue a mi hijo el que mataron, a Joseph Ochoa me lo mataron, el niño que le daba la vida a todo mundo, mi criatura…era un niño especial.

Familiares aseguran que Joseph no tenía enemigos

Fuentes en la morgue afirmaron a EL HERALDO que el cuerpo de Hernández Ochoa presentaba más de 25 impactos de bala.

 03.03.10 09:17am – Redacción: redaccion@elheraldo.hn

TEGUCIGALPA, HONDURAS

A más de 24 horas del atentado criminal en el que resultó muerto el comunicador Joseph Andoni Hernández Ochoa y herida la periodista Karol Cabrera, la Policía no ha revelado los móviles ni tiene capturas.

Amistades de Ochoa manifestaron a EL HERALDO que el día del atentado, el fallecido había prestado su automóvil a Cabrera ya que el de ella estaba en mal estado y no lo había reparado.

El martes, antes de ser atacados, ambos comunicadores habían grabado unos spots para el nuevo programa que Ochoa comenzaría ayer en el canal oficial del gobierno.

«Joseph iba a dejar a Karol a su casa ya que casi todo el día habían trabajado en los anuncios para el nuevo programa que iba a tener él en canal 8», dijo un amigo del occiso.

Por su parte, un pariente del desaparecido comunicador manifestó que «nosotros sabemos que Joseph no tenía problemas».

Advirtió que sabían que Cabrera sí tenía enemistades, quienes ya le habían enviado amenazas a muerte.

Por eso, desde hace tres semanas, la Secretaría de Seguridad le había asignado tres policías a la periodista, sin embargo, ayer el uniformado estaba en la casa de habitación y no junto a Cabrera.

«Él siempre quería hacer favores», dijo el familiar de Hernández Ochoa, al preguntarle por qué llevaba a Cabrera hasta su casa en Cerro Grande.

Mientras se realizaba el funeral de Ochoa, Cabrera permanecía interna en el hospital Militar.

Agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) tomaron declaraciones a Cabrera y a un guardaespaldas que también iba en el vehículo Toyota Corolla.

Las autoridades policiales ahora intentan determinar si el guardaespaldas repelió el ataque criminal.

En el informe también se consigna que los criminales se conducían en un vehículo y varias motocicletas.

Ayer, a eso de las 10:00 de la mañana, Cabrera recibió la visita del embajador de Estados Unidos, Hugo Llorens, quien condenó el atentado criminal.

«He hecho una visita a Karol Cabrera, ella sufrió un atentado contra su vida…, es altamente preocupante que ella había sido amenazada, su hija fue asesinada y lo que es evidente es que es un atentado por tintes políticos», manifestó el embajador.

«A mí me preocupa mucho esto, hay casos que también han asesinado gente por otros hechos y yo creo que eso tiene que parar en Honduras, esto se tiene que investigar y determinar quiénes son estos asesinos porque a este tipo de asesinos hay que traerlos a la justicia», solicitó.

Llorens también declaró que en el país se vive mucha violencia y que la misma se deriva por cuestiones del narcotráfico, «pero estas son amenazas a una persona por sus ideas políticas y en una democracia esto no se puede aceptar, han habido casos de personas asesinadas por tener posiciones diferentes».

 

Honduras: periodista muerto y otro herido en ataque armado

Nueva York, 5 de marzo de 2010—Las autoridades hondureñas deben investigar el ataque armado contra dos periodistas ocurrido el lunes, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en ingles) aseguró hoy. Atacantes no identificados mataron a un reportero e hirieron de gravedad a su colega en la ciudad capital de Tegucigalpa, según informes de la prensa local.

Joseph Hernández Ochoa, quien presentaba un programa de entretenimientos en la televisora Canal 51, conducía en su automóvil a su colega Karol Cabrera hasta su casa, alrededor de las 8 PM, cuando dos individuos armados y no identificados les dispararon desde otro automóvil en el barrio de Tegucigalpa conocido como El Chile, según la prensa hondureña.

Hernández, de 26 años, murió en el acto luego de recibir numerosos disparos, mientras que Cabrera fue trasladada de urgencia a un hospital por heridas de bala en su brazo izquierdo, según informes de la prensa local. Cabrera, presentadora en la radio privada Cadena Voces, se encuentra en condiciones estables de salud en un hospital de Tegucigalpa.

Cabrera dijo haber recibido numerosas amenazas anónimas de muerte en su teléfono antes del ataque y, por ese motivo, contaba con custodia policial, según la prensa local. Su escolta se encontraba en la casa de Cabrera en el momento en que se produjo el ataque, según la prensa local.

“Estamos apenados y consternados por el ataque armado que dio muerte a Joseph Hernández Ochoa e hirió a Karol Cabrera”, afirmó Carlos Lauría, coordinador senior del programa de las Américas del CPJ. “Los fiscales deben conducir una investigación exhaustiva, determinar si el ataque estuvo vinculado con el trabajo y enjuiciar a los responsables”.

Una periodista controvertida y sin pelos en la lengua, Cabrera es conocida por su apoyo al golpe de estado que derrocó al ex presidente Manuel Zelaya en junio de 2009. En diciembre, su hija Kathleen Nicole Rodríguez Cabrera fue asesinada a tiros en circunstancias similares cuando viajaba en un automóvil en El Chile, según informes de prensa. Los investigadores no han relacionado este asesinato con el trabajo de Cabrera.

Cabrera, quien condujo un programa en la televisora estatal Canal 8 durante el gobierno interino de Roberto Micheletti, sostuvo que las amenazas estuvieron vinculadas con su trabajo y responsabilizó a los partidarios de Zelaya por el ataque, según los medios locales. Cabrera aseguró temer por su vida y podría abandonar Honduras pronto.

Un vocero del ministerio público informó al CPJ que las autoridades están investigando el caso, pero no han identificado a ningún sospechoso ni difundido los posibles móviles. El CPJ está monitoreando la investigación para determinar si el ataque está vinculado al trabajo de los periodistas.

El golpe de estado de junio que derrocó al Presidente Manuel Zelaya, junto con la grave crisis que siguió, afectó la libertad de prensa en Honduras y amplió las divisiones partidarias en los medios, según el informe anual del CPJ Ataques a la Prensa.  

La mala hora del periodismo hondureño

Nueve comunicadores han sido asesinados en Honduras en lo que va del año. Aparte del oficio, no había mucho en común entre ellos. Cubrían temas distintos, tenían posiciones distintas. Sus muertes se pierden en la espiral de asesinatos que azota al vecino país, considerado uno de los más violentos del mundo

Por: Amalia Morales

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El día que murió su hijo, Bertha Ochoa fue la última en saberlo. Antes lo supo la radio, la patrulla policial que llegó a los pocos minutos al lugar del suceso, también las amigas nerviosas que llamaron a su casa para sondearla y su marido Pedro Pablo Hernández que estaba a su lado cuando la noticia dinamitó su cabeza, esa primera noche del mes de marzo de este año: Joseph Hernández Ochoa, el mayor de sus dos hijos, de 26 años, estudiante del último año de periodismo, que hacía Encuentros, un programa televisivo de farándula en el canal 51, financiado por su madre, fue asesinado por unos sicarios que huyeron en motocicleta en la cuesta que conduce al barrio Los Chiles en Tegucigalpa, la capital de Honduras, hacia las ocho de la noche. Su cuerpo recibió 58 impactos. Hernández Ochoa se convirtió así en el segundo periodista asesinado en Honduras desde que asumió la presidencia José Porfirio “Pepe” Lobo, el pasado 27 de enero. Hasta ahora van nueve comunicadores, incluyendo a un locutor.

Desde entonces Bertha va todos los domingos al cementerio donde está enterrado su hijo, en las afueras de la capital. Este lluvioso domingo de junio acaba de volver, se sienta en el sofá de media luna que corona la sala de su casa, situada en la bajada de una calle sin asfaltar en un barrio popular de Tegucigalpa. Aplastada por el dolor recuerda la última vez que habló con su hijo Joseph.

—¿Qué onda hijito?— dijo Bertha a Joseph.

La llamada ocurrió a eso de la una de la tarde. Bertha dice que ellos se monitoreaban en el transcurso del día, con mensajes de chat o llamadas rápidas. Ella es supervisora de los mercados en la Alcaldía de Tegucigalpa y ha sido candidata a diputada dos veces por el Partido Nacionalista del actual gobernante José Porfirio “Pepe” Lobo.

—Todo bien, madre. Fíjese que hay bastante movimiento hoy.

—No te voy a hablar mucho, para no atrasarte mi rey.

— ¿Sabe qué, madre?, tengo ganas de comerme unos copetines con huevo (un plato casero hondureño).

La madre dice que su hijo estaba como misterioso porque ese día iba a darles la noticia, finalmente, de su contratación en el estatal canal 8, donde supuestamente haría un programa para promover las obras sociales de la Primera Dama. Aunque también dice que no hay constancia de ese contrato. Joseph habría correteado ese empleo durante meses, por eso se había acercado en los últimos días a Karol Cabrera, una polémica periodista conectada con personajes cercanos a Lobo. Cabrera es conocida en el gremio periodístico por sus ácidas críticas a la Resistencia, el movimiento político hondureño que apoyó al presidente depuesto Manuel Zelaya hace un año.

Cabrera, que ahora está asilada en Canadá, había sido noticia en diciembre tras el asesinato de una hija que murió embarazada. En los últimos meses, la periodista que algunos no dudan en tildar de “malcriada”, había sido amenazada de muerte y tenía guardaespaldas, que la noche del asesinato de Joseph Hernández ya se habían bajado del carro. Por este detalle, Berta Ochoa y Pedro Pablo Hernández están seguros que la lluvia de balas no iba para Joseph. Creen que su hijo fue un blanco equivocado. No hablaba de política ni de narcotráfico, temas espinosos para la realidad hondureña actual. Lo suyo era la farándula local, la promoción de obras sociales mediáticas. “No tenía enemigos”, insisten los papás mientras enseñan una foto de Joseph en la que aparece con lentes de contacto azules. Es la misma que Ochoa lleva estampada en su llavero.

PAÍS DEL CRIMEN

La criminalidad en el vecino país no es un detalle para menospreciar. Un informe reciente divulgado por la oficina de Naciones Unidas para el Crimen y la Droga asegura que Honduras, Guatemala y El Salvador, el llamado “Triángulo del norte” centroamericano, reportó tasas de homicidio entre tres y cinco veces mayor que México entre 2003 y 2008. Y según el informe, Honduras tiene una tasa de homicidios de 61 por cada 100 mil habitantes, superior a la salvadoreña que es del 52 y la guatemalteca, de 49. Y muy por encima de la mexicana, que según este documento divulgado a finales de junio, es de 12 por cada 100 mil. Mientras que en Nicaragua la tasa de homicidios estimada es de 13 por cada 100 mil habitantes.

“Cuando hubo el juego entre Honduras y México hace más de un año, aquí en San Pedro hubo 25 muertos en una noche”, dice la ejecutiva de una empresa gringa instalada en San Pedro, a 240 kilómetros al norte de Tegucigalpa, que no mira televisión nacional y que sólo enciende la radio para escuchar noticias de farándula.

Un reflejo de esa violencia cotidiana que aqueja a la vecina Honduras y que a ratos puede exagerar el imaginario colectivo son las portadas del tabloide El Tiempo, que cada día se definen con la cruda imagen del crimen más sonado la víspera.

Allí han reseñado las muertes de los periodistas asesinados en los últimos meses.

OTRAS MUERTES

Antes que Joseph Hernández, el 18 de febrero cuando Pepe Lobo no llevaba ni un mes en el poder, fue asesinado Nicolás Asfura, de 42 años, quien era periodista pero estaba dedicado en sus últimos tiempos al negocio de bienes raíces. Su cadáver fue encontrado en la bañera de su apartamento de la colonia Santa Bárbara, un barrio clase media de la capital hondureña. No le robaron nada. Quién y por qué lo mató, todavía es un misterio.

En el mismo marzo, al otro día del novenario de Joseph, como si estuviera la mano de un sicópata detrás, el turno fue para el periodista David Meza, de 51 años, corresponsal de la emisora nacional Radio América y periodista de la estación local El Patio.

A Meza lo siguió un vehículo y lo acribilló cuando iba para su casa. Este homicidio ocurrió en la ciudad portuaria de Ceiba, capital de Atlántida, departamento del Caribe hondureño famoso por la isla de Roatán. Según reportes periodísticos, Meza había recibido amenazas de muerte tres semanas antes. “Era moderado en sus comentarios”, dice Andrés Pavón, presidente del Comité de Derechos Humanos de Honduras (Codeh), quien hace un recuento de los crímenes de los comunicadores ocurridos en los últimos meses.

Uno de los asesinatos más sonados fue el del periodista Nahúm Palacios, de 33 años, en la ciudad de Tocoa, departamento de Colón, al norte de Honduras. Palacios, director del canal de televisión 5. Como en el caso de Meza fue seguido en el trayecto a su casa. Los sicarios le dispararon con fusiles AK-47. Los tiros salpicaron a su compañera de vida que quedó en estado de gravedad y murió días más tarde. Palacios era crítico de la administración actual y de sectores de poder.

En los días previos al fatídico 14 de marzo había denunciado la expropiación y represión que sufrieron familias campesinas de la zona a manos de policías y militares, que según el periodista, obedecían a poderosos terratenientes hondureños como Miguel Facussé, pariente del ex presidente Carlos Flores Facussé. Palacios vivía bajo amenazas desde los sucesos del 28 de junio del 2009, por ello la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había pedido medidas cautelares para el periodista, pero el Estado no lo protegió, dice Pavón.

Marzo acabó de ser negro para los periodistas hondureños con los asesinatos de José Bayardo Mairena y Manuel Juárez, descosidos por las balas el 26 de marzo, a eso del mediodía en el tramo carretero que une a Juticalpa con Catacamas, a 180 kilómetros al noreste de Tegucigalpa, en el departamento de Olancho de donde es originario Zelaya.

En este caso, de nuevo, los sicarios rafaguearon el vehículo en el que viajaba los periodistas que hacían juntos un programa de radio y televisión.

Los asesinos siempre van en carro. A Luis Chévez también lo mataron unos que iban en carro el 11 de abril. “El Huevo”, como le decían, iba saliendo de su casa cuando los tiros lo alcanzaron desde un vehículo. Chévez trabajaba como locutor por casualidad, pero en realidad estudiaba ingeniería. El crimen fue en San Pedro Sula, la ciudad industrial situada a 240 kilómetros al norte de Tegucigalpa.

A los pocos días, el 20 de abril, San Pedro fue escenario del asesinato de otro comunicador. Jorge Orellana, que era conocido por su programa televisivo “En vivo con Giorgino”, le pegaron un tiro en la cabeza. El asesino lo esperaba en el parqueo del canal donde trabajaba a eso de las nueve de la noche.

La última muerte fue en Paraíso, un poblado cercano a Las Manos, punto fronterizo con Nicaragua. A Mondragón lo mataron cuando salía del canal de televisión que dirigía. Y de la misma manera: a la salida lo esperaban sicarios.

EL MÓVIL: SER PERIODISTA

Cubrían temas distintos, tenían posiciones distintas, era un grupo de periodistas heterogéneos, sin embargo todos, por una u otra razón, fueron silenciados.

Andrés Pavón considera que estas muertes han sido trazadas por el mismo guionista. “Vamos hacia la mexicanización”, dice Pavón, refiriéndose al fenómeno de crímenes atroces que suceden en estos días en México por culpa del narcotráfico y del crimen organizado. Pavón no cree que se trate de homicidios aislados o que sean frutos nada más de la delincuencia común que azota al país por sus cuatro costados.

“Podrían estar ligadas a grupos que históricamente se han movido en el poder”, pero que no están satisfechos con los pasos que ha dado Lobo para estabilizar a Honduras. Recuerda que el mismo mandatario ha denunciado que están conspirando en su contra y que hay sectores interesados en echarlo.

Pavón cree que los asesinatos contra periodistas hacen parte de esa campaña contra Lobo, de esa “crisis” que se quiere crear a su alrededor.

Sin embargo, las autoridades son tajantes en desconocer el móvil político detrás de los crímenes. “Descartado completamente”, dice Leonel Sauceda, vocero del Ministerio de Seguridad de Honduras y aclara que en ese país hay un “total respeto por la libertad de expresión”.

Las autoridades hondureñas se inclinan más por el accionar de la delincuencia común, el narcotráfico y el crimen organizado.

Sauceda dice que el Gobierno se ha comprometido a aclarar las muertes. En ese sentido, el ministro de Seguridad, Óscar Álvarez, ha solicitado apoyo del FBI en Estados Unidos. De los nueve casos, hay cinco bastante adelantados, dice Sauceda y cuenta que se capturó al supuesto asesino de “Giorgino” Orellana, quien lo habría matado por robarle el celular.

CENSURAS Y LLAMADAS

“Hacer periodismo en estos tiempos aquí es duro y crítico”, dice Danilo Castellanos, periodista y director de Celibre, una organización de periodistas hondureños que trabaja por la libertad de expresión.

Castellanos dice que además de la censura impuesta por la violencia, por el miedo, existe mucha censura al interior de los medios hondureños, que se impuso sobre todo después del golpe ocurrido el 28 de junio del año pasado. Sin embargo, muchas de esas agresiones no se ventilan públicamente por miedo a perder un trabajo o a represalias.

En estos días. tampoco la prensa extranjera que llega a Honduras escapa al hostigamiento. Algunos corresponsales y enviados han recibido llamadas telefónicas con mensajes intimidantes que los obligan a largarse del país. Andrés Pavón dice que eso se ha vuelto una práctica común con la prensa extranjera y el propósito es, justamente, ése: espantarlos.

Sandra Ponce, fiscal de Derechos Humanos, dice que el problema de Honduras es un problema regional, sin embargo reconoce que en ese país hay una fuerte sensación de impunidad porque no se aclaran los crímenes.

GARANTIZAR LA VIDA

El pasado 3 de mayo, Día Internacional de la Libertad de Expresión, un puñado de periodistas hondureños se congregó frente al Congreso para exigir el derecho a la libertad de expresión y que el Estado garantice el derecho a la vida de los comunicadores.

“No llegó mucha gente pero tuvo eco en todos los medios”, dice la periodista Gilda Silvestrucci, quien dirige una revista en radio Globo y quien encabezó este plantón en el centro de la capital, muy cerca de la calle peatonal donde se mantiene un tren de gente entrando y saliendo de las tiendas o simplemente dando vueltas en el parque central que está frente a la catedral. En estos días de fiebre futbolera, por la Copa que se celebra en Sudáfrica, se han puesto pantallas y televisores gigantes para que los hondureños vieran perder a su selección.

Desde su programa, Silvestrucci es crítica de la realidad política y social de su país. Hasta ahora dice que no ha recibido amenazas, pero si sucediera pensaría en la posibilidad de solicitar asilo en el extranjero. Karol Cabrera, la periodista que acompañaba Joseph Hernández, fue asilada en Canadá. Desde allá sigue en contacto con los medios locales.

Mientras en Tegucigalpa, Bertha Ochoa, la mamá de Joseph Hernández, llama todos los días a la Fiscal que lleva el caso de su hijo para saber en qué punto va la investigación. Quiere saber si por lo menos le van a entregar el resto de pertenencias de su hijo como el celular y la billetera. Para ella, que a deshoras se encierra en la habitación intacta de su hijo, cualquier detalle de él es invaluable. Sin embargo, la última vez la fiscal le contestó que no podía atenderla porque tenía una cita médica, que la llamara otro día. Ella no quiere descansar, quiere ser la primera en saber quién y por qué mató a su hijo.

SIP y Unesco condenan asesinato de periodista

La hija de Karol Cabrera, Katleen Nicole Rodríguez Cabrera, fue asesinada en el mismo lugar y en condiciones similares el 15 de diciembre pasado, a los 16 años de edad y en estado de gestación

05.03.10 11:02am – EFE: redaccion@laprensa.hn

MIAMI, ESTADOS UNIDOS

La Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, condenó hoy el asesinato en Honduras del periodista Joseph Hernández Ochoa, en un atentado en el que también resultó herida grave la reportera Karol Cabrera, quien había recibido amenazas de muerte con anterioridad.

La SIP solicitó una investigación expedita para dar con los responsables y llevarlos ante la Justicia. El pasado 1 de marzo, Hernández Ochoa, de 26 años y periodista de la emisora privada «Canal 51», fue tiroteado mientras llevaba en su vehículo a Cabrera, conductora de un programa del Canal 8 de la televisión estatal y del espacio «El ángel de la controversia», de la emisora Radio Cadena Voces.

Cabrera iba camino a su domicilio hablando por teléfono cuando, al menos dos personas que se desplazaban en moto, abrieron fuego contra el automóvil, que recibió 37 impactos de bala. Al parecer, el ataque iba dirigido contra la comunicadora.

La hija de Karol Cabrera, Katleen Nicole Rodríguez Cabrera, fue asesinada en el mismo lugar y en condiciones similares el 15 de diciembre pasado, a los 16 años de edad y en estado de gestación.

Cabrera contaba con protección policial desde hacía 15 días a causa de las amenazas de muerte que había recibido. El presidente de la SIP, Alejandro Aguirre, expresó sus condolencias a los familiares del periodista asesinado y solicitó a las autoridades hondureñas «una investigación urgente para conocer los móviles del atentado, señalar a los responsables y llevarlos ante la Justicia».

Por otra parte, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Robert Rivard, expresó sus condolencias a los familiares y colegas del periodista venezolano Israel Márquez, quien fue asesinado el 1 pasado de marzo.

Según las investigaciones preliminares, Márquez, director del diario caraqueño 2001, fue asesinado por delincuentes que pretendían robarle su vehículo.

El crimen se produjo cuando Márquez y su esposa se disponían a tomar el automotor tras haber visitado a uno de sus hijos en la zona sur de Caracas.

Al parecer, el periodista trató de defenderse con su pistola, pero murió tras recibir siete balazos.

La directora de la UNESCO condena el asesinato de un periodista hondureño

La Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, condenó hoy el asesinato del periodista hondureño Joseph Hernández Ochoa, en un ataque en el que también resultó herida de gravedad la colega de ese Karol Cabrera.

«El ataque que quitó la vida a Joseph Hernández Ochoa e hirió de gravedad a Karol Cabrera es un atentado contra todo el pueblo hondureño y no debe permanecer impune», dijo Bokova a través un comunicado.

Bokova señaló que ese hecho supone «un ataque contra su derecho humano fundamental a la libertad de expresión y un intento de silenciar el debate abierto, pilar de toda sociedad democrática».

«Confío en que las autoridades hondureñas harán cuanto esté en su mano para poner a los culpables en manos de la justicia», agregó la directora general de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Hernández Ochoa fue asesinado a tiros el lunes 1 de marzo cuando se dirigía junto con Cabrera al domicilio de la periodista en Tegucigalpa, según el Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX).

Relatoría especial para la libertad de expresión condena asesinato de periodista en Honduras                                                                                       

VIERNES, 05 DE MARZO DE 2010 16:47

Washington, 5 de marzo de 2010- La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condena el asesinato del periodista Joseph Hernández Ochoa y las graves agresiones sufridas por la periodista Karol Cabrera en el atentado llevado a cabo el 1° de marzo en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras.  La Relatoría Especial insta a las autoridades hondureñas a investigar el crimen de manera rápida y eficaz, hallar y sancionar a los culpables y determinar si el ataque está relacionado con la actividad profesional de las víctimas.

Según la información recibida, en la noche del lunes 1° de marzo, el automóvil en que viajaban losperiodistas Hernández Ochoa, del canal 51, y Cabrera, de Radio Cadena Voces y el Canal estatal 8, fue atacado por varios individuos con armas de fuego. La información señala que Hernández Ochoa falleció a causa de los disparos, mientras que Cabrera recibió tres impactos de bala, pero se encuentra recuperándose en un hospital. Según reportes de la prensa local, Cabrera –quien en varias ocasiones denunció haber recibido amenazas – contaba con protección policial en su domicilio y era el objetivo de los agresores. 

La Relatoría Especial hace un llamado a las autoridades del gobierno de Honduras para que investiguen el crimen, capturen y sancionen proporcionadamente a los responsables  y determinen si el atentado fue motivado por la actividad profesional de los comunicadores. Asimismo, la Relatoría Especial exhorta al Estado de Honduras a promover una cultura de respeto y a fomentar un clima de tolerancia social, que inhiba las agresiones contra los comunicadores cualquiera sea su línea editorial.

La Relatoría Especial recuerda que el principio 9 de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la CIDH señala que el  «asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola losderechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada».

http://www.cidh.oas.org/relatoria/showarticle.asp?artID=785&lID=2