A partir del Golpe de Estado de 2009 diversos movimientos sociales se organizaron como respuesta a las problemáticas y a la inestabilidad económica, social y política producto en esta crisis social. En consecuencia, las protestas ciudadanas han aumentado y, paralelamente, se ha incrementado la represión por parte del Estado hondureño (4). A su vez, algunos medios de comunicación y parte de la sociedad civil evidencian la censura a la Libertad de Expresión y Prensa a través de la manifestación de los múltiples ataques a periodistas, defensores/as de derechos humanos y comunicadores/as sociales, hecho que incrementa la reacción de la población mediante la protesta y polariza aún más la situación en la medida que crea actores antagónicos: protestantes y agentes del orden público.
Sin embargo, esta conflictividad no se limita al contexto del Golpe de Estado, sino que se mantiene en sus consecuencias; así, los primeros seis meses del 2019 estuvieron marcados por tres situaciones de alta conflictividad, la movilización ciudadana en defensa de la educación y salud pública, la militarización de la sociedad y la aprobación del Nuevo Código Penal.