Alerta No. 049-2021

Comité por la Libre Expresión (C-Libre). Más un millón 200 mil hondureños han sido afectados directamente por discursos de odio, estigmatizantes y noticias faltas divulgadas por 180 páginas de redes sociales en 2021.

Así lo reveló la investigación divulgada en junio por comunicaciones estratégicas (SmartCom), en colaboración con el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) y la Licenciatura de Periodismo del Centro Universitario Tecnológico (CEUTEC).

En el informe “We Are Social 2021” se destaca que la incesante propagación de desinformación en línea, pues los usuarios comparten hasta dos veces la información en promedio, omitiendo la verificación de datos para probar la autenticidad de la noticia, y tomando en cuenta que el tráfico web incrementó un 85% desde el año pasado, refleja la razón de la difícil tarea de frenar este problema.

En el 2021, Honduras tuvo un crecimiento digital considerable en redes sociales como Facebook, Facebook Messenger, Instagram, LinkedIn y Twitter de 17.1% comparado al del año pasado, donde la cifra incrementó de 4.1 a 4.8 millones de usuarios, cantidad que representa aproximadamente la mitad de la población hondureña conectada en estas redes sociales.

En declaraciones a medios locales, Natalie Acosta, indicó que “la facilidad de acceso a las redes sociales de manera más inmediata a través de los dispositivos electrónicos, en especial, los móviles. Es por eso que es imperativo la instauración de una plataforma que apoye y guíe a las y los hondureños en este proceso de educación en su consumo de desinformación”.

Por su parte, Aldo Romero, jefe Académico Nacional de la Licenciatura en Periodismo de CEUTEC consideró que “este es un esfuerzo trascendental y la academia está comprometida en participar de estrategias y experiencias orientadas al combate de este fenómeno, es claro que tanto la desinformación como la proliferación de noticias falsas, han aumentado la incertidumbre entre los ciudadanos al grado de convertirse uno de los factores principales para la desestabilización política, social y económica”.

Por su lado el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Osman Reyes, “esta línea base de la desinformación en medios digitales en Honduras, estamos demostrando que se puede contrarrestar este y otros flagelos que tanto daño causan en las percepciones y formas de pensar de nuestra ciudadanía”.

Actualización a diciembre 2021

El monitoreo realizado hacia finales de 2021, por el Observatorio de la Desinformación, Honduras Verifica, reveló que cerca de 180 perfiles de Facebook se han dedicado a distribuir cerca de 400 mensajes diarios de desinformación, mensajes de odio y discriminación, durante los últimos dos meses, es decir desde el 25 de septiembre al 22 de noviembre de 2021.

Entre los perfiles evaluados destacan grupos públicos y privados, fan pages o páginas de fans, perfiles personales, páginas de memes, entre otros. Uno de los resultados más relevantes de esta evaluación es que cada perfil analizado difunde, en promedio dos mensajes diarios de desinformación, odio, ciberacoso, insulto, mofa y burla, entre otros.

Vale señalar que esta es aún una línea de base, ya que es muy probable que la cantidad de perfiles que están generando desinformación en Honduras es exponencialmente más alta. Solo en 2019 Facebook canceló 1,669 cuentas falsas en Honduras que divulgaban desinformación.

Los mensajes de odio con carácter político, por ejemplo, han pasado de acusaciones de corrupción a amenazas para “eliminar” a líderes y activistas de partidos políticos. La evaluación de estos 180 perfiles evidencia que el 60%, es decir 6 de cada 10 perfiles, divulga contenido relacionado con política. Ese 60% corresponde a 111 páginas.

Mientras que 31 páginas distribuyen desinformación y mensajes de odio relacionado con misoginia (género), sexismo y fomento a la violencia contra la mujer, contra la comunidad LGTBI y ciberacoso.

Además 11 de las páginas generan memes (con desinformación, burlas y mofa) de temas diversos como entretenimiento, figuras públicas e influencers y otros temas de actualidad nacional.  Se identificó 15 páginas que han personificado (usurpación de identidad) cuentas de medios de comunicación y de periodistas, bajo los cuales se escudan para difundir las desinformaciones y mensajes de odio.

El usar un logo de un medio de comunicación o una foto y nombre de un periodista de alto perfil, es una técnica de camuflaje de los autores de este contenido, ya que bajo el renombre de los medios de comunicación o de la marca personal del periodista, la desinformación circula con mayor credibilidad y facilidad, como si fuera real. Entre las páginas que difunden desinformación también se detectaron 7 páginas denominadas deportivas, 4 de farándula y una relacionada a noticias de tránsito.

De esos 377 administradores, -indica el informe- 335 están basados en Honduras, eso significa que el 90 por ciento de la desinformación y mensajes de odio que generan estos perfiles se produce por hondureños. El monitoreo destaca que los restantes 42 administradores se encuentran en Estados Unidos, México, Colombia, Guatemala, Ecuador, España, Chile y Nicaragua, mientras que otros 29 no poseen dato de la localización de sus administradores.

El cumplimiento del derecho a la libertad de expresión incluye principios como no discriminación, neutralidad de la red y acceso. Al violentar estos principios se convierte en agresión.

La libertad de expresión se aplica a Internet del mismo modo que a todos los medios de comunicación. La Relatoría Especial recuerda que los derechos humanos y, en particular, el derecho a la libertad de expresión, encuentran en Internet un instrumento único para desplegar su enorme potencial en amplios sectores de la población. La relevancia de Internet como plataforma para el goce y ejercicio de derechos humanos está directamente vinculada con la arquitectura de la red y los principios que la rigen, entre ellos el principio de apertura, descentralización y neutralidad.

Asimismo, la Relatoría reconoce que el uso de las plataformas de redes sociales en proceso electorales para difundir información y opiniones de interés público y como fuente de estas, se ha incrementado exponencialmente en los últimos años, y con ello, la potencialidad de la difusión de información falsa o engañosa. Ante ello, valora las iniciativas de las empresas privadas como Twitter y Facebook, de promulgar nuevas reglas y políticas internas para enfrentar y atacar el fenómeno de la desinformación, misinformación o información que es falsa pero no creada con la intención de causar daño; Información maliciosa e información engañosa en contextos electorales.

La Estrategia y Plan de Acción de las Naciones Unidas identifica una serie de áreas prioritarias para vigilar y analizar el discurso de odio y estipula que las «entidades pertinentes de las Naciones Unidas deben estar en condiciones de reconocer, vigilar y analizar las tendencias relativas al discurso de odio y recopilar datos sobre ellas». En materia de discurso de odio en línea, se alienta a las entidades de las Naciones Unidas a «llevar a cabo más investigaciones sobre la relación entre el uso indebido de Internet y las redes sociales para difundir el discurso de odio y los factores que impulsan a las personas a cometer actos de violencia», así como a «señalar los riesgos y oportunidades relativos a la propagación del discurso de odio que comportan las nuevas tecnologías y las plataformas digitales». Y, por último, «a definir protocolos de actuación que tengan en cuenta las nuevas formas digitales del discurso de odio».

El informe de 2015 de la UNESCO Countering Online Hate Speech (Luchar contra el discurso de odio) subraya cómo se produce y propaga el discurso de odio en línea a bajo costo, sin necesidad de pasar por un proceso de edición, como sucede para otros trabajos escritos; los niveles muy distintos de exposición que experimenta en función de la popularidad de la publicación; y el hecho de poder publicarlo en distintos países, dado que los servidores y las sedes de las plataformas no tienen que estar en el mismo país que el usuario y que el público al que va destinado. El discurso de odio en línea también puede estar disponible durante más tiempo y experimentar olas de popularidad, conectar con nuevas redes o volver a aparecer, así como ser anónimo. Por ello, se ha debatido largo y tendido sobre la cuestión de quién modera los espacios en línea y de cuándo se debe eliminar un contenido en caso de que haya que hacerlo.